domingo, enero 12, 2014

Nos vemos en los bares.

No sé que decir. Hoy me dirijo a vosotros, porque no quiero hablarme, no quiero saber de mi, y es que en un día como hoy me siento lejos, tan lejos como podáis imaginar.

Nos movemos y actuamos acorde a aquello que imaginamos que nos haría felices, nos arriesgamos a sentir, a amar, a sufrir, en definitiva, nos arriesgamos a vivir.
Cuando nos lanzamos a la piscina para hacerlo posible sentimos miedo, miedo en cantidades desproporcionadas, y ese temor es incontrolable y a la vez incomprensible, se cala en tus huesos, te atraviesa el alma, te deja vacío. Y es que vivir conlleva el mayor de los pesares, asumir las consecuencias. 
Debemos aceptar fracasar, triunfar, el dolor, la ira, la alegría... y todos esos sentimientos convulsos que nos llevan a estados de nuestro ser que desconocemos hasta el mismo momento en el que ocurren esas consecuencias.
Son esas mismas consecuencias las que hoy me han traído aquí, las que hacen que día tras día sufra empujones terribles a cargo de mi conciencia, la que hoy al fin pudo dormir.

De veras necesito descansar, tomarme un tiempo, un momento en el que deje de buscarme, parar de reflexionar acerca de lo que hice mal, lo que hice bien, lo que he perdido y  lo que he ganado en estos últimos años. Apagar la luz, quedarme a oscuras, no ver, solo andar por esta habitación.
Por si a alguien le interesa, me despido por un tiempo, abandono mis letras en este rincón alejado de la mano de dios. Si queréis encontrarme estaré dando un paseo por los campos más verdes que jamás hayáis visto. Gracias.

martes, noviembre 26, 2013

No lo son.

Ya se hacía de noche y las aceras brillaban con la lluvia mojada, los charcos parecían espejos a la luz de las farolas y las gotas rezagadas de algunas tuberías dejaban sus últimos compases. El parpadeo incesante del semáforo acompañaba de vez en cuando el paseo, algún coche despistado se dejaba ver a esas horas zigzagueando despacio entre el asfalto. No son horas de estar por aquí.
Calcetines empapados y sudores fríos ¿qué hora es?  no veo el momento de volver, la lluvia ya no moja, ahora molesta y no sé cuanto tiempo más aguantaré a la intemperie.
Sus pies se deslizaban silenciosamente por la calzada, el frío ya calaba los huesos, haciéndole compañía en esta noche de Noviembre tan solitaria.

A mitad de camino paro un coche, bajo la ventanilla y olisqueó su figura de arriba abajo, callado, sin articular palabra. Sus ojos volvieron de nuevo a la carretera y sin poder mirarla sacó un billete y apenas entre balbuceos logró decir: "no son horas de estar en la calle".
Mientras el coche se alejaba hasta confundirse con la negrura los espasmos hacían su aparición.
Hielo, congelada una noche de invierno, sin más abrigo que su piel, paseando entre estas calles oscuras que parecen esculpidas en mármol gélido.
Ya vio al gigante aparecer, el helor seguía incrustado en sus costillas y no había manera humana de llegar al hogar. Hasta que finalmente las sombras se fundieron con la luz y cayo desplomada al suelo.

El gentío salió de su madriguera, cruzando semáforos, andando ente los charcos, esquivando papeleras. Tendida en el suelo sin poder hacer más esfuerzo por respirar, ahogada en el frío, congelada, apartada por los transeúntes. "No son horas" exclamó alguno.

lunes, octubre 21, 2013

Yo perdí el tiempo, tú las formas.

Hacía tiempo que no me acordaba de ti, de tu amargura, de la que me producías, y ayer caí en la cuenta de que era Octubre y todavía estaba viva y volví a recordarme que tenía que dejarte marchar, por suerte tú te fuiste primero y sin avisar.

También hice memoria y recordé qué era eso de querer, qué fue de aquella noche tan oscura en la que dimos vueltas y jugamos a escondernos en nuestra piel.
Fue a la mañana siguiente cuando noté que las sábanas soltaban nicotina y que tú ya no estabas aquí. Qué pena que tú no fumaras y que a mi el humo me hiciera reír.
Pasaron los días y Octubre seguía sin venir. Así fue como empecé a echarle la culpa al viento por traer tu aroma y llevárselo tan pronto, al tiempo por robarte, a mi ímpetu por traicionarme, a aquella noche y a sus sábanas por enredarme y por último a ti por no gustarte el humo.

domingo, septiembre 29, 2013

Gente hablante parlante, apostólica, insulsa, chismosa, hipócrita, vacía, hueca, inestable, aburrida, insuficiente, ruin, vulgar, fría, repetitiva, incolora, inodora, insípida, maleante, falsa, pava, monjil. Me dormís, me cansáis, me producís sopor, espasmo, susto y angustia. 
Dejen de llamar a la puerta del olvido y abran los ojos, no sean pesados, vivan de una vez y sobretodo, dejen vivir. 

miércoles, septiembre 11, 2013

Cómo te perdí en más de 250 días

Sigo buscando la paz, la paz que nunca he tenido, la que anhelo, la que me hizo perderte en más de 250 días.
Es esta misma la culminación de una opera que terminará con mi muerte y un previo y deseado descanso, digo yo que en algún lugar deberé parar y si no es aquí, ya podré encontrarlo en el sueño eterno.
Son esos sueños los que ya ni si quiera me respetan, me atormentan, apenas me dejan dormir hacen que a veces me levante con la sensación de que el día no ha hecho más que continuar.
En esos 250 días volví a encontrar al demonio, el presumido fantasma del Averno regresó de las Catacumbas para incordiar, para recordarme quien era cuando me miraba en el espejo, tan deformada.
Observé otra vez ese espejo y simplemente no vi nada, ya ni mi reflejo se quedó a hacerme compañía, me dijo que no merecía la pena seguir allí, no para ver aquel espectáculo tan desagradable.
Fueron tantos días los que tarde, tantas mañanas con el mismo pijama ¿cómo diablos no me di cuenta? ¿tan estúpida soy?
Parezco una patética actriz de segunda fila interpretando el papel más nefasto jamás escrito, regocijada en autocompasión y kilos de palabras. De qué me sirve todo esto, de qué me sirven si a penas sé utilizarlas, solo destrozarlas para hacer que parezcan miles de ratas desplazándose atolondradas.
No estoy triste solo vacía, exhausta de no poder conciliar el sueño, excitada de aquella taza de café, rendida ante mi ignorancia. Quién sabe si todo esto lo merezco, si mi vida tiene una malvada forma de espiral que me encierra y que no me deja huir de mi misma.
No sé por donde empezar, cuando desapareció lo poco que quedaba de mi, en que momento exacto mi inocencia se esfumó sin ni si quiera decirme adiós.
Si me vieras ahora, parece hasta cómico. Odiarse a uno mismo por algo distinto al aspecto es complicado, un broma de mal gusto que resulta excesivamente simple para algunas voces, las mismas que murmuran sin parar opiniones inconsistentes: "todos podemos cambiar" "exageras" qué sabrá toda esa gente.
Qué fácil resultaría reconocer mi error y procurar no volverlo a repetir, culparme, flagelarme, esperar a que el calendario haga su trabajo y empezar. Pero no, no cuando la solución no está aquí, ni si quiera en este mundo, quizá si en el siguiente, quién sabe, eso ya no es de mi incumbencia, lo único que sé es que por mucho que el 10 de Septiembre deje esta tinta pasajera en un remoto lugar, no servirá de nada, volveré a ser el trozo de nada más grande y vulgar que he conocido.
250 días me parecen muchos para tanta estupidez y una minucia en esto de vivir. Resulta hasta curioso en que ha derivado todo esto. ¿Curioso? qué digo, típico. El mundo allí, tú con ellos y yo aquí tan lejos como podáis imaginar.

martes, agosto 13, 2013

Crónica de un trece de agosto

Hacía tiempo que la ansiedad había desaparecido, pero las cosas han cambiado y hasta qué punto. Ahora soy yo la que estalla, desquiciada ante esta broma en la que todo el mundo se ríe menos yo.

Los días pasan, turbios y sin fin, enfrascados en un espacio-tiempo. Noches solitarias y sin mayor regazo que mi propia compasión, siendo mi único alivio el hecho de saber que todo lo que está a mi alrededor algún día terminará encajando entre sí.  Pero todo bien ajeno tiene un límite después del cual sólo quedan kilómetros de odio y tristeza.


Así me trata el villano del reloj, como un gran tornado arrasa con todo lo que queda de mí. Hoy, agotada, trato de describir como esta sensación de furia interna y de amor incontrolable se refleja en una presente continuo,  un ciclo interminable de errores y olvido. No hay equilibrio posible ni droga que me salve.

martes, julio 02, 2013

Ni ver ni sentir

Estancada ante los flashes de la ciudad que chiribitan como los ojos de un niño, el difuminado olor de la noche se confunde con el entramado de sombras y luces que recubren este escenario.
Ante el espasmo que me producen estos días largos de verano y postrada como siempre en la cama, esta urbe parece cada vez más pequeña. Ya ni el mar me salva, ni si quiera las olas son capaces de alejar todo aquello que nunca quise y siempre tuve, ni el odio por lo presente, si quiera el rencor de vivir y menos aún la dulzura de la muerte.
Hoy, cómo no, también tomé alguna que otra decisión precipitada y elaboré más de un plan que jamás se cumplirá, y pensé, cómo no, que lo que a veces deseas es aquello que ni uno mismo es capaz de ver, ni de sentir.

lunes, junio 24, 2013

Consumidos, casi extintos.
En la calle donde nace la vida y mueren los sueños.
A punto de caer, desaparecidos
he vuelto a no ser yo, a no tener dueño
Sería irracional obviar lo de fuera y no hacerlo propio
Pero en lo evidente también queda desconcierto.

Desubicados, no nos encontramos
a veces las casualidades toman un tinte causal,
ahí es donde la esperanza se vuelve contra ti.
Relatando verdades a medias
hay palabras que aún sin mencionar
siempre están presentes.



C.


sábado, junio 22, 2013

El acontecimiento.

Mi yo y mi no yo, es algo que mi no yo, y por lo tanto mi “yo”, creen conocer, y que mi Yo, contempla de manera absoluta. Al caso viene la esencia del “ser”, y es que paradójicamente el no ser se ha convertido en el Ser.
Comprobé hace tiempo, que no hay luz en la oscuridad como gritan algunos predicadores. Sólo la conciencia plena aúna ambas en un equilibrio inexorable, siendo a su vez un difame reflejo de todas las cosas místicas que con un halo de metafísica pura llaman a la puerta de este cielo terrenal.
Sin conexión entre fuerzas divinas y lo físico, los seres finitos nos dividimos en “yos”, en los “yos” que auguramos ser y en el no ser que sin duda somos,  y anclado a este no ser se encuentra también este Yo eterno, que al igual que el sufrimiento, pervive más allá de nuestro ser corpóreo. 
Sin demasiados preámbulos, buscad esa claridad que desemboca en la felicidad providencial. La de la luz inigualable e indudable, la que muestra el conocimiento de todas las cosas reconocibles, y no tanto, que forman parte de este “el acontecimiento” que tiene tanto de místico y puro como nuestro Yo sea capaz.
Se, ahora, y se tu Yo.

domingo, junio 09, 2013

Progre... mira déjalo.

Con el triste blues de fondo que envuelve esta noche de Sábado, digo, buenas noches lo primero, después hablamos.
No me siento inspirada para mostrar una idea a algún que otro despistado que caiga en este agujero de compasión y desdicha exagerada, pero me encuentro con fuerzas para golpear estas teclas con símbolos y letras, total, un poco más podrá aguantar esta red que nos interconecta y nos separa de nuestro "yo" primitivo, o algo así...
La palabra y el conocimiento nos diferencian de todo nuestro ser involucionado, y en la sociedad de las palabras qué menos que sobredosis de letras y mensajes cargados de emociones y ya ves, a penas eres capaz de recordar cuando fue la última vez que tuviste una conversación verdaderamente profunda con alguien, y no digo a través de una pantalla, sino con cucharillas de por medio y sonidos enlatados propios del bullicio.
Créeme no siempre se encuentran personas con las que hablar de cosas así, los silencios incómodos también tienen su encanto, al menos guardan algo más de magia que el triste: "Hola, ¿cómo estás?
Una se cansa de recibir continuos estímulos pasajeros, quiero recordar sentimientos y relacionar personas con cada una de las cosas que me han hecho sentir, saldría de este mundo tan tétrico encantada pero no es tan fácil, lo siento conciencia, juro que algún día reuniré fuerzas.
Lucifer trajo el progreso, y Pándora lo llamo 3G.