martes, julio 02, 2013

Ni ver ni sentir

Estancada ante los flashes de la ciudad que chiribitan como los ojos de un niño, el difuminado olor de la noche se confunde con el entramado de sombras y luces que recubren este escenario.
Ante el espasmo que me producen estos días largos de verano y postrada como siempre en la cama, esta urbe parece cada vez más pequeña. Ya ni el mar me salva, ni si quiera las olas son capaces de alejar todo aquello que nunca quise y siempre tuve, ni el odio por lo presente, si quiera el rencor de vivir y menos aún la dulzura de la muerte.
Hoy, cómo no, también tomé alguna que otra decisión precipitada y elaboré más de un plan que jamás se cumplirá, y pensé, cómo no, que lo que a veces deseas es aquello que ni uno mismo es capaz de ver, ni de sentir.