miércoles, noviembre 05, 2014

Cartas a ningún lugar


Desasosiego, mi alma se vacía cada día por encontrar eso a lo que llaman hogar, el calor. Una se cansa de esperar la nada.
Da igual donde vaya, la tristeza será parte de mi ya sea aquí, allá, sin ti o contigo. 
Hoy recuerdo como tiempo atrás sentí la necesidad urgente de escapar. Ahora, a pesar de abandonar todo aquello que dolía, sigo teniendo el corazón en un puño, y es que nada cambia, nada parece moverse aunque todo se desvanezca, se pierda, muera.
En mitad de este otoño frío, la noche se cierne pronto sobre nosotros y más aun a este lado del planeta donde los días son volátiles y la fragilidad una sospecha. El verano ya es solo parte de un recuerdo, uno más, que no viene, que no va, que se queda y que no sirve para nada. 

El tiempo la cárcel, la vida una excusa. 



Mi nueva casa, Estrasburgo. 

viernes, junio 27, 2014

La ansiedad podrá


"La ansiedad entraba sin llamar, haciendo de mi mundo ceniza
quememos hoy hasta la última gota del mar
por si mañana despierto cansada y hecha trizas

Si vas a ir a dormir, no apagues la luz de mi habitación

la oscuridad me hace sentir
que a pesar de todo solo somos uno entre un millón

Por más que lo intento, yo no sé correr en sueños

al final acabaré como en ellos
devorada por el león mientras tú sigues corriendo
y yo sigo andando lento"



miércoles, junio 25, 2014

Que no, que no.

Que no, que hoy no quiero que me mires, que esto de ser uno mismo resulta muy cansado. Así que no me busques en tus días de la semana, no lo hagas por favor, no me quiero encontrar.

Quise tanto algunas cosas tan vacías que al final la fuerza de mis actos cayó por su propio peso, danzó en mi patético equilibrio y murió cada vez que te nombraba.

Seguiré buscando la verdad eterna para dejar de moverme en verdades a medias y es que resulta que solo somos eso, trámites entre verdades a medias y disfraces de calma ante manojos de ansiedad y nervios. 
Como dijo Juan Gómez: "espero que disfruten de mi sufrimiento"

jueves, junio 12, 2014

Como canciones

Osado, es osado aparecer por aquí.
Es valiente el amor, pero más valiente es el desamor, quien trata huir de la maleza a base de empujones y tropezones. 
Ahora escribo, pero no me dejo llevar por la libertad de las frases, he pasado a encerrarme en versos, versos casi tan malditos como las líneas que les dediqué a este espacio.
Como echaba de menos esto, decidí volver después de lustros a este precioso rincón de desasosiego y juventud. 
Es la inexperiencia de los días la que hizo que empezara a escribir. Es el acierto que tuve un día enfrentándome a mis demonios, el que ha hecho que a día de hoy, sea capaz de sacarlos, para que alguien con el mismo desatino, intente ponerle nombre a los suyos.
Diré que me cuesta ponerle nombre a las canciones, me resulta banal. ¿Cómo pretendes sintetizar algo así? ¿con Marketing? si, al fin y al cabo los nombres de las canciones son eso, puro ego de mercado.

No sé ni lo que digo, ni siquiera he podido enlazar dos idea con coherencia. Será que la falta de sentido de esto último, es un resumen, breve, de lo que el momento actual me ofrece, como una canción.

miércoles, abril 02, 2014

Volverá a ser Lunes.

Justo antes de entrar a mi calle hay un banco, uno de esos en los que sacas dinero y en los que si te sientas te sacan ellos a ti.
Se repite la escena, faltan solo unos metros para llegar a casa, está sonando algo por los auriculares y encuentro al mismo hombre acostado entre cartones dentro del banco sin más abrigo que una manta, siempre la misma manta.
Serían las 3 de la mañana, no lo recuerdo con exactitud, cuando me percaté de que ese día había dos personas más en el interior, concretamente un hombre y un niño. Ante la sorpresa, decidí aguantar la mirada un rato para comprobar que aquello que veía no era una ilusión provocada por alguna bebida espirituosa. 
No me equivoqué, justo enfrente de la persona que solía frecuentar aquel lugar, un hombre adulto y un niño (quien probablemente sería su hijo), compartían suelo con el desconocido de siempre.
Fue justo en aquel momento cuando me pregunté ¿qué puedo hacer yo? ¿qué debo hacer para que aquellas personas que hoy están durmiendo en un suelo que no es el suyo, encuentren más abrigo que una manta llena de jirones?

Me senté aquí, en esta silla, y realicé el típico ejercicio de hipocresía y necedad  que embriaga a esta sociedad borracha de éxito falso: sentir y no actuar.
Conforme pasaban los días la marea volvía a enredarme en sus fauces, Lunes, Martes, Miércoles... el reloj imparable eliminaba aquel recuerdo hasta que finalmente lo convirtió en algo exógeno con el único fin de continuar mi existencia sin el tormento que produce el mal ajeno. Así es como se manifiesta la existencia pura ante la falta de criterio, con la necesidad de volver a nuestros quehaceres, quehaceres que nos salvan del mal y nos devuelven a la felicidad ambigua de vivir.

Volverá a ser indispensable la ayuda a África, volveremos a ver mañana en la tele como niños de este país de manos largas y tuertos, no pueden comer ni recibir una educación sin las limitaciones del presupuesto, volveremos a ver a millones de personas muriendo por sida para acto seguido deleitarnos con los apuestos colores de un Ferrari, pero sobretodo, pese a quien le pese y gracias a dios, volverá a ser Lunes.

lunes, marzo 10, 2014

La playa.

Voy a sentarme aquí un ratito más, voy a dejar que el mar empape mis pies desgastados, acariciaré la arena durante el tiempo que esté sobre esta roca, levantaré la cabeza para que el Sol pueda golpear mi rostro de una manera más contundente, brillaré.
Mientras disfruto de esta playa, recordaré como llegué a la roca más fría de toda la costa, sacudida por el oleaje, agotada de sacar la cabeza a flote y cubierta de sal.






Ahora que por primera vez encontré o creí encontrar una solución a aquello que lleva aturdiéndome durante años, estoy paralizada por el terror y devorada por la impaciencia.

miércoles, febrero 19, 2014

Un hueco a lo irrelevante.

Vuelvo a estos lares antes de lo esperado, resulta que al final nada es tan grave ni tan urgente.
No acostumbro a hacer este tipo de cosas por aquí, o al menos dejé de hacerlas hace mucho tiempo, pero un pequeño inciso nunca cambió nada.
Hoy dejo este vídeo que grabé hace una semana junto a un buen amigo en un lugar cerca de allí y lejos de allá.

Disfruten con moderación.




Para más desinformación visiten mi Twitter: @Carmen9pato
Y no se olviden de mi fantástico y casual canal de Youtube: https://www.youtube.com/user/carmen9pato?feature=watch


domingo, enero 12, 2014

Nos vemos en los bares.

No sé que decir. Hoy me dirijo a vosotros, porque no quiero hablarme, no quiero saber de mi, y es que en un día como hoy me siento lejos, tan lejos como podáis imaginar.

Nos movemos y actuamos acorde a aquello que imaginamos que nos haría felices, nos arriesgamos a sentir, a amar, a sufrir, en definitiva, nos arriesgamos a vivir.
Cuando nos lanzamos a la piscina para hacerlo posible sentimos miedo, miedo en cantidades desproporcionadas, y ese temor es incontrolable y a la vez incomprensible, se cala en tus huesos, te atraviesa el alma, te deja vacío. Y es que vivir conlleva el mayor de los pesares, asumir las consecuencias. 
Debemos aceptar fracasar, triunfar, el dolor, la ira, la alegría... y todos esos sentimientos convulsos que nos llevan a estados de nuestro ser que desconocemos hasta el mismo momento en el que ocurren esas consecuencias.
Son esas mismas consecuencias las que hoy me han traído aquí, las que hacen que día tras día sufra empujones terribles a cargo de mi conciencia, la que hoy al fin pudo dormir.

De veras necesito descansar, tomarme un tiempo, un momento en el que deje de buscarme, parar de reflexionar acerca de lo que hice mal, lo que hice bien, lo que he perdido y  lo que he ganado en estos últimos años. Apagar la luz, quedarme a oscuras, no ver, solo andar por esta habitación.
Por si a alguien le interesa, me despido por un tiempo, abandono mis letras en este rincón alejado de la mano de dios. Si queréis encontrarme estaré dando un paseo por los campos más verdes que jamás hayáis visto. Gracias.