lunes, octubre 21, 2013

Yo perdí el tiempo, tú las formas.

Hacía tiempo que no me acordaba de ti, de tu amargura, de la que me producías, y ayer caí en la cuenta de que era Octubre y todavía estaba viva y volví a recordarme que tenía que dejarte marchar, por suerte tú te fuiste primero y sin avisar.

También hice memoria y recordé qué era eso de querer, qué fue de aquella noche tan oscura en la que dimos vueltas y jugamos a escondernos en nuestra piel.
Fue a la mañana siguiente cuando noté que las sábanas soltaban nicotina y que tú ya no estabas aquí. Qué pena que tú no fumaras y que a mi el humo me hiciera reír.
Pasaron los días y Octubre seguía sin venir. Así fue como empecé a echarle la culpa al viento por traer tu aroma y llevárselo tan pronto, al tiempo por robarte, a mi ímpetu por traicionarme, a aquella noche y a sus sábanas por enredarme y por último a ti por no gustarte el humo.