lunes, marzo 10, 2014

La playa.

Voy a sentarme aquí un ratito más, voy a dejar que el mar empape mis pies desgastados, acariciaré la arena durante el tiempo que esté sobre esta roca, levantaré la cabeza para que el Sol pueda golpear mi rostro de una manera más contundente, brillaré.
Mientras disfruto de esta playa, recordaré como llegué a la roca más fría de toda la costa, sacudida por el oleaje, agotada de sacar la cabeza a flote y cubierta de sal.






Ahora que por primera vez encontré o creí encontrar una solución a aquello que lleva aturdiéndome durante años, estoy paralizada por el terror y devorada por la impaciencia.