domingo, septiembre 29, 2013

Gente hablante parlante, apostólica, insulsa, chismosa, hipócrita, vacía, hueca, inestable, aburrida, insuficiente, ruin, vulgar, fría, repetitiva, incolora, inodora, insípida, maleante, falsa, pava, monjil. Me dormís, me cansáis, me producís sopor, espasmo, susto y angustia. 
Dejen de llamar a la puerta del olvido y abran los ojos, no sean pesados, vivan de una vez y sobretodo, dejen vivir. 

miércoles, septiembre 11, 2013

Cómo te perdí en más de 250 días

Sigo buscando la paz, la paz que nunca he tenido, la que anhelo, la que me hizo perderte en más de 250 días.
Es esta misma la culminación de una opera que terminará con mi muerte y un previo y deseado descanso, digo yo que en algún lugar deberé parar y si no es aquí, ya podré encontrarlo en el sueño eterno.
Son esos sueños los que ya ni si quiera me respetan, me atormentan, apenas me dejan dormir hacen que a veces me levante con la sensación de que el día no ha hecho más que continuar.
En esos 250 días volví a encontrar al demonio, el presumido fantasma del Averno regresó de las Catacumbas para incordiar, para recordarme quien era cuando me miraba en el espejo, tan deformada.
Observé otra vez ese espejo y simplemente no vi nada, ya ni mi reflejo se quedó a hacerme compañía, me dijo que no merecía la pena seguir allí, no para ver aquel espectáculo tan desagradable.
Fueron tantos días los que tarde, tantas mañanas con el mismo pijama ¿cómo diablos no me di cuenta? ¿tan estúpida soy?
Parezco una patética actriz de segunda fila interpretando el papel más nefasto jamás escrito, regocijada en autocompasión y kilos de palabras. De qué me sirve todo esto, de qué me sirven si a penas sé utilizarlas, solo destrozarlas para hacer que parezcan miles de ratas desplazándose atolondradas.
No estoy triste solo vacía, exhausta de no poder conciliar el sueño, excitada de aquella taza de café, rendida ante mi ignorancia. Quién sabe si todo esto lo merezco, si mi vida tiene una malvada forma de espiral que me encierra y que no me deja huir de mi misma.
No sé por donde empezar, cuando desapareció lo poco que quedaba de mi, en que momento exacto mi inocencia se esfumó sin ni si quiera decirme adiós.
Si me vieras ahora, parece hasta cómico. Odiarse a uno mismo por algo distinto al aspecto es complicado, un broma de mal gusto que resulta excesivamente simple para algunas voces, las mismas que murmuran sin parar opiniones inconsistentes: "todos podemos cambiar" "exageras" qué sabrá toda esa gente.
Qué fácil resultaría reconocer mi error y procurar no volverlo a repetir, culparme, flagelarme, esperar a que el calendario haga su trabajo y empezar. Pero no, no cuando la solución no está aquí, ni si quiera en este mundo, quizá si en el siguiente, quién sabe, eso ya no es de mi incumbencia, lo único que sé es que por mucho que el 10 de Septiembre deje esta tinta pasajera en un remoto lugar, no servirá de nada, volveré a ser el trozo de nada más grande y vulgar que he conocido.
250 días me parecen muchos para tanta estupidez y una minucia en esto de vivir. Resulta hasta curioso en que ha derivado todo esto. ¿Curioso? qué digo, típico. El mundo allí, tú con ellos y yo aquí tan lejos como podáis imaginar.