jueves, octubre 25, 2012

Espejos translucidos

 Era el otoño más frío, era la estación de los amores fugaces, de la irracionalidad. Moviendo ficha cada día, atajando la tristeza y mezclándola con enormes tazas de café para paliar el frío, el mismo frío que transmitía esta soledad endémica.
Morir matando el tiempo, así desperté, no había nadie en mi habitación y por mucho que me fijara el espejo seguía translucido como de costumbre. 

  El cielo tímido y asustado escondido entre nubes y polvo me saludaba y yo, no queriendo parecer descortés, le respondí mirando fijamente al Rey Sol. Cráneos paseaban de un lado a otro, miradas furtivas y olvidadizas me ayudaban a jugar al juego de la vida, uno de mis favoritos, en el cual yo intentaba adivinar un trocito de las vida anónimas que se cruzaban en mi camino. Pude ver inocencia, amor fraternal y mucha desilusión.

  Últimamente la vida de estos extraños tenia mucho más que ofrecerme que el circulo cercano de gente que me rodeaba, es triste pero parece que se ha convertido en un hobby eso de decepcionarme, poca gente queda exenta de estar en este grupo. Como dije un día, solo sabéis escupir palabras sin saber exactamente que es lo que queréis decir, transmitís la misma confianza que un temerario trapecista atravesando la cuerda, palabras vacías para mentes aun por rellenar. 

  Descubrí así la importancia de la experiencia y la prudencia como forma de corresponder lo que otras personas me ofrecen, y es que por esta simple regla, nunca diré "te quieros" vacíos y al enfrentarme a situaciones desconocidas llamaré a la calma y al tiempo.

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