sábado, junio 22, 2013

El acontecimiento.

Mi yo y mi no yo, es algo que mi no yo, y por lo tanto mi “yo”, creen conocer, y que mi Yo, contempla de manera absoluta. Al caso viene la esencia del “ser”, y es que paradójicamente el no ser se ha convertido en el Ser.
Comprobé hace tiempo, que no hay luz en la oscuridad como gritan algunos predicadores. Sólo la conciencia plena aúna ambas en un equilibrio inexorable, siendo a su vez un difame reflejo de todas las cosas místicas que con un halo de metafísica pura llaman a la puerta de este cielo terrenal.
Sin conexión entre fuerzas divinas y lo físico, los seres finitos nos dividimos en “yos”, en los “yos” que auguramos ser y en el no ser que sin duda somos,  y anclado a este no ser se encuentra también este Yo eterno, que al igual que el sufrimiento, pervive más allá de nuestro ser corpóreo. 
Sin demasiados preámbulos, buscad esa claridad que desemboca en la felicidad providencial. La de la luz inigualable e indudable, la que muestra el conocimiento de todas las cosas reconocibles, y no tanto, que forman parte de este “el acontecimiento” que tiene tanto de místico y puro como nuestro Yo sea capaz.
Se, ahora, y se tu Yo.

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