jueves, mayo 10, 2012

Las 1:34 de la mañana, una hora menos en mi cabeza

Sin apenas fuerzas, escribo angustiada con la ansiedad por las nubes.
Hoy mis huesudos dedos colocados tras este teclado parecen no estar quietos y no responder a mis movimientos, es un temblor incontrolable.
En la ciudad de lo absurdo, presa de mis propios miedos y agotada al ver caer mi torre, mi seguridad, estoy desplomándome en la calle del olvido. Mis frágiles sueños están casi tan heridos como mi alma que ya, sin esperanzas por nada ni por nadie, se esconde tras acontecimientos inenarrables y tragicomedias que marcan mi vida.
Me llama otra vez el abismo, inútil es mi esfuerzo y mis ganas de seguir nulas. Estallo y sigo al borde del colapso, rompiendo a llorar, parece no quedar nada por aquí.

1 comentario:

  1. Desde algún lugar de Madrid quiero darte ánimo y fuerza. Esos momentos que describes (y además tan bien) ocurren y si ocurren con frecuencia, también te puedo decir que son rachas... pero todo vuelve a su cauce tarde o temprano. No desistas. Aunque en el pozo tiren de ti, sigue trepando que lo que espera ahí arriba es genial, sólo es cuestión de trepar.

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