domingo, marzo 11, 2012

¿No podemos parar el reloj?


Eres la mota de polvo que cuelga de mis pestañas mientras se escapa una lágrima, aquella que indica que una vez más hoy no es un buen día para los sueños, ni para las promesas.
El presente me empuja irrefrenablemente al futuro, aunque sin ti me cueste entenderlo.
Me debato entre la soledad y mis ganas de quererte, el problema es que a día de hoy, no hay más mañana sin tu voz, porque nunca hubo nada de lo que lamentarse hasta que apareciste y abriste caminos inescrutables, senderos que mi corazón no había divisado en la brevedad del tiempo.
Con todo el poder que propaga esta llama continúo ardiendo dentro de un lago de hielo.
Entretanto tu sigues a mil kilómetros de distancia en tierra firme cegado por la ignorancia más bella, esa que tanto necesitabas, e inconsciente de mi leve quejido hundiéndose en el mar del olvido, te vas.
Aúnsigo esperando el momento para despegar rumbo a lo desconocido, sin retorno.







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