domingo, diciembre 30, 2012

Nuestra mitad exógena

Espirales interminables, días llenos de vicio, enciende otro cigarro y pasemos al siguiente punto.
El humo se ha camuflado con tu pena y tus quejidos ahora están ahogados en tardes de café y tabaco que se celebran en lugares de distendidas tertulias donde charlatanes creen sentirse tocados por la mano de Dios tras cada palabra que escupen.

Me cuentas que te ocurre, yo intento atinar con la cuchara de este líquido marrón. Dichas tus historias, hablas de tu miedo, tu obsesión, aquello que te hace vibrar, pero no sólo te basta con eso, esperas que responda con algún gesto o palabra que te haga darte cuenta de que estoy en tus redes, que comprendo cada cosa que dices y cada situación que me describes.
Al final todo lo que me dijiste perdió su peso cuando tus ojos gritaban un poco de compasión. Se está convirtiendo en una rutina esto de encontrar ojos cansados, me preocupa.

Buscando el agrado del resto, indagando aquello que se amolde a nuestra perspectiva, alguien que sea capaz de transmitir seguridad sobre lo que somos para poder ser más nosotros, el "yo" definitivo. Eso es la otra mitad, la que te hace ser tú sin estar dentro de ti.

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